Krissy Lynn

El morbo como estilo de vida, el sexo como centro de todas las cosas: en el momento de escribir estas líneas (otoño de 2018) Krissy Lynn lleva ya diez años trabajando de forma casi ininterrumpida, y el revisionado de sus primeros trabajos en comparación con los más recientes no deja lugar a duda de que estamos ante una de las starlets con más y mejor progresión del porno de los últimos años, y una de las pocas profesionales del circuito que pueden presumir de estar aún más buenas con 33 años que son 23.

Krissy llegó desde la fría Salt Lake City, en el muy conservador estado de Utah, donde corrió a convertirse en striptease nada más cumplir la edad mínima para ejercer como tal. Se trata de la clásica belleza rubia norteamericana, pero a medida que se ha ido echando años encima ha sabido reinventarse y distinguirse, sobre todo gracias a su cuerpazo voluptuoso de baja estatura y a la intensidad intachable con la que se entrega en cada una de sus escenas, sean para una para productora de alto copete o para un productor aficionado con una tienda digital de mala muerte en Clips4Sale. Viniendo de donde viene y siendo como es, es difícil no volver a la idea del determinismo erótico: que existen mujeres que, sin importara el estrato social o cultural, parecen destinadas a desnudarse en público y follar ante la cámara con sumo gusto.

Mientras trabajaba en su Utah natal alguien se fijó en su tremendo despliegue físico (Krissy siempre ha practicado mucho deporte desde que era una cría), y le llegó una oferta para trabajar como stripper en el Sapphire de Los Angeles, desde donde aceptó algunos bolos en California y Las Vegas. Las propuestas para entrar en el porno empezaron a lloverle, y aunque Krissy no se decidía sí tenía claro que en algún momento daría ese paso que el destino parecía tenerle listo. Finalmente una oferta de representación de la famosísima agencia LA Direct Models la convenció de que había llegado el momento, y no tardó en debutar con una película de Zero Tolerance. Le seguirían Wicked, Evil Angel y luego toda la ristra de productoras de Internet, con las que se labraría una trayectoria sin demasiados alardes de popularidad o premios pero siempre sólida y muy regular.

Su transición al perfil MILF ha sido de lo más fluida, y en sus entrevistas asegura que lleva un estilo de vida muy sereno y sin excesos, y que si graba porno es precisamente para consumir esa energía sexual que de otro modo afectaría a su vida. El porno como profesión pero también como unidad de contención, como barrera entre la vida y el vicio.

Otros alias
Chrissy Hines, Krissy
Procedencia
Salt Lake City, Estados Unidos
Edad
40 años (14 de diciembre de 1984), Maduras
Color de pelo
Rubias
Altura
160 cm.
Etnia
Blancas
Tetas
Tetudas
Tipo de tetas
Tetas operadas
En activo
Desde el 2009
Páginas
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