Katie Morgan

Nacida en el seno de una familia muy religiosa, su padre era pastor cristiano y recibió su educación sin salir de casa. Algo no debió de ir bien en el proceso, porque a los 20 años la policía la detuvo intentando transportar más de 45 kilos de marihuana entre Mexico y Estados Unidos, y así fue como entró en el porno: para pagar la fianza.

Ya en libertad condicional siguió con su carrera, intentando siempre incidir en otros medios, colaborando en películas y programas de televisión y convirtiéndose en una de esas felactrices más famosas por lo que hace fuera del porno que dentro de él. Aun así se las apañó para ser nominada a actriz del año en 2003 y las cosas no le fueron nada mal durante esa primera etapa de su trayectoria en el porno que duró ocho años, hsta 2009, cuando se casó con su prometido y puso punto y final a su relación con el porno. Después de aquello Katie parecía sorprendida en su redes sociales por lo mucho que sus fans la recordaban incluso después de su retirada, y la enorme cantidad de entrevistas que seguían solicitándole los medios especializados para saber qué era de su vida. En algunas de esas entrevistas llegó a soltar perlas como que no le entusiasman los penes grandes (con 15 centímetros se apaña, dice) y que su coeficiente intelectual es equivalente al de algunos genios.

Algo debió de echar de menos de su antiguo oficio cuando en 2015 decidió volver a rodar porno. Seis años de ausencia se notan en cualquier cuerpo y Katie cruzó la treintena durante su largo período de receso, así que no lo dudó: su segunda etapa como pornstar significó al mismo tiempo el nacimiento de la Katie Morgan MILF, una madurita dulce y un poco cursi que daba un giro interesante al perfil habitualmente agresivo de las MILF y que le sirve para, en el momento de escribir esto (junio de 2018) seguir siendo una pornstar destacable y muy, muy querida por compañeros y fans.