Sheena Ryder pasó de enfermera militar a estrella porno, intercambiando así batas quirúrgicas por lencería ajustada. Tras casi 9 años en el ejército (y unos cuantos problemas disciplinarios, como faltar a entrenamientos), decidió que estaba harta de la disciplina y de que le dijeran qué hacer. Su transición al mundo del porno comenzó en fiestas swinger, donde conoció a gente de la industria. No tiene pelos en la lengua al reconocer que el porno es más duro que el ejército: más compañeras muertas, cero reconocimiento social y comentarios como «te vas a contagiar de VIH y morir». Pero a estas alturas a ella le resbalan cierta opiniones, pues adora el sexo y se reinventó como «La Madrastra de Internet», un branding que ella misma se inventó para no quedarse en el limbo entre teen y MILF. A sus 41 años, presume de no aparentar la edad, de tener fans incondicionales y de poder seguir en la industria «mientras la gente siga amando a las madrastras calientes«. Su único problema ahora es que la fama no paga las facturas, y ella lo que quiere es dinero, no seguidores.
Sheena Ryder prefiere los misiles por el culo
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