Reyna Belle, 21 años, de Ohio, descubrió lo que era una stripper jugando al Saints Row, y fue así cómo ató cabos sobre el curro de su madre. Eso sí, juró que nunca se metería en eso. Pero entre ser estudiante universitaria arruinada y cobrar 80 pavos por turno, decidió probar la webcam y en dos horas obtuvo 300 dólares enseñando únicamente las tetas. A los 19 pensó: “Si me gusta pajearme en en la webcam, seguro que me gusta follar en un set”, y se lanzó al porno. Debutó como estudiante de Gender Studies en NetVideoGirls y le cogió el gusto. Nada de traumas, volvió de los rodajes contenta y con nuevos colegas que sí la entendían, a diferencia de su círculo de Ohio, que la veía como una víctima. Ahora está entre las Spiegler Girls, quiere más sexo entre chicas, más anal y, por qué no, dobles y triples penetraciones. En su tiempo libre, juega al Sims 4, y su madre —que lo lleva con naturalidad— solo le suelta advertencias de tipo “no te encariñes con nadie en el set”.

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