Angel Youngs, la bomba rubia texana que irrumpió en el porno en 2020 como un huracán de curvas naturales (unas tetas colosales, cintura de avispa y un culo que pide palmadas) parece haber pisado un poco el freno después de llevar casi un lustro a piñón. Nacida el 15 de enero del 2002 bajo el signo de Capricornio, esta chica de de cerca de 1,70 cm de altura no solo destaca por su tipazo, también por su irreverencia y simpatía; es completamente ajena al engreimiento típico de la industria y pasa olímpicamente de presumir de glamour como ciertas “divas” del oficio. “Soy bastante varonil, me río de todo”, dice al respecto.

Comenzó como stripper en Texas hasta que un cazatalentos la encontró en Twitter (así de random) y la convenció para grabar. Su debut fue una escena en VR con creampie para BaDoink («Angel’s First Cream Pie»), y desde entonces ha trabajado con estudios como Naughty America, Reality Kings, Vixen y un sinfín de productoras, especializándose en escenas de teen natural y explosiva con un aire gamberro. Sus fans adoran su adorable mezcla de alegría y lujuria descarada que refleja en sus escenas, siempre interesantes.

Fuera del set, Angel es una «adrenalínica»: salta en paracaídas, escala montañas en Texas («Enchanted Rock es mi lugar favorito») y vive como si la vida fuera un afterparty. Su OnlyFans y Twitter son un festival de poses y memes, porque, en sus propias palabras: «Hago lo que me da la gana».

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