Disfruto a menudo de la lectura de artículos de Cracked, y no solo porque uno se ría a carcajadas con la pluma de sus autores, es que además aprende una barbaridad. La última locura que me ha volado el cerebro es el concepto del parto orgásmico. Esto es real, ojo: al parecer hay toda una filosofía que estudia técnicas para que la madre goce de un intensísimo orgasmo cuando el bebé decida que ha llegado la hora de ver mundo. Lo siguiente es el aperitivo de un documental que trata precisamente sobre eso: cómo algunas embarazadas se preparan para disfrutar el meneo de sus vidas gracias a… la cabeza de su propio hijo.
Así habla de ello la dra. Christiane Northup, una reputada ginecóloga y obstetra: «Cuando el bebé baja por el canal del parto está pasando exactamente por las mismas posiciones que algo que entra, como el pene entrando en la vagina, para causar un orgasmo. Y el parto en sí mismo está asociado a un enorme cambio hormonal en el cuerpo: más prolactina, más oxitocina, más beta-endorfinas… son las moléculas del éxtasis.»
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