Mitos del porno: Sophie Evans

Rubia, espigada, de constitución atlética, senos muy hermosos y caderas ondulantes y amplias. Nunca sucumbió al bisturí. Su boca grande y su nariz picassiana conformaban un atractivo rostro muy familiar para los aficionados al porno. Así recordamos a la húngara Sophie Evans, una actriz porno guiri, pero muy vinculada a España, concretamente a Barcelona, donde se inició en este mundillo y donde sigue residiendo en la actualidad.

Tras estudiar psicología y trabajar como modelo de lencería y como estríper, Sophie viajó con un amigo fotógrafo a Barcelona para participar en el FICEB, donde conoció al director porno Jose María Ponce y a Juani de Lucia, la encargada de la popular Sala Bagdad. Ambas personalidades muy reconocidas en la industria del porno española le ofrecieron sus primeras oportunidades. Esto le llevó a conocer al actor porno Toni Rivas, con quien estuvo casada desde 1998 a 2005, y con el rodó más de cincuenta películas juntos, ya que en un principio decidieron no filmar con nadie más, aunque después de un tiempo decidieron trabajar con otros actores y actrices por motivos económicos.

Tras una dilatada trayectoria en el mundo del porno, con idas y venidas, portadas de Interviú, cameos en el cine convencional (París-Tombuctú y No lo llames amor, llámalo X) y varios premios obtenidos en el Festival Erótico de Barcelona, podemos decir que Sophie Evans ha sido uno de las pornstars extranjeras afincadas en España más destacadas del sector. Como curiosidad, en cierta ocasión admitió que anteponía las dobles penetraciones al sexo anal, puesto que pagaban más y sentía el doble de placer.

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