Nacida en una pequeña ciudad rusa, Amalia Davis empezó en el porno con 19 años, en plena pandemia, por pura curiosidad. Rodó unos meses en San Petersburgo, se tomó un largo descanso y regresó en 2023, esta vez con base entre Budapest y Praga, mientras tramitaba la visa para dar el salto a EE. UU. Dice que hacer porno en Rusia hoy en día es casi imposible, y la mayoría del sector se ha marchado. Ella, en cambio, disfruta de lo que hace, sin grandes alardes ni discursos exagerados de putones verbeneros. Prefiere los rodajes donde hay química real y un poco de juego previo. Su posición favorita es la cucharita, le gustan los hombres mayores si están en forma, y confiesa que lo suyo es más la conexión que el espectáculo.

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