Las pollas gigantes, una amenaza para la seguridad

Las pollas gigantes, una amenaza para la seguridad

Han corrido ríos de tinta sobre las exageradas medidas de seguridad de los aeropuertos, sobre todo desde el 11-S, y se han denunciado decenas de casos en los que el protocolo pisoteaba sin miramientos libertades tan básicas como el derecho a la intimidad, pero el caso de Jonah Falcon roza ya lo hilarante. Al famoso superdotado neoyorkino le jugó una mala pasada el pantagruálico tamaño de su pene (22,86 centímetros en reposo, 34,3 en erección, según el documental que grabó para la HBO) cuando los agentes de la Administración de Seguridad para el Transporte le interceptaron el 9 de junio en el aeropuerto de San Francisco tras divisar un «bulto sospechoso» en el pantalón de Falcon.

Uno de los guardias me preguntó si tenía mis bolsillos vacíos a lo que respondí que sí, eso es mi polla. Luego me cacheó pero se aseguró de que sus manos rodeaban mi pene. Hasta me echaron algún tipo de polvillos sobre el pantalón, probablemente para comprobar si llevaba explosivos. Fue sorprendente. Luego otro guardia me preguntó si llevaba algún tipo de prótesis. La llevaba hacia la izquierda y ni siquiera estaba erecta. Les dije que a partir de ahora solo vestiría con pantalones de cicilista, para que se viera todo bien claro. Uno cree que esta gente ya se habrá encontrado con otros tipos con el pene muy grande, pero por lo visto no.

Afortunadamente, Jonah fue liberado en seguida y tomó su vuelo sin más problemas.

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