Más que estudiar un papel, la italiana Eva Generosi se encuentra calentando motores. Dice que se prepara para “el rol erótico de su vida”, pero en realidad lo que hace es poner al director verraco antes de que se encienda la cámara. Entre ensayo y ensayo, se le escapa una mirada que quema, una caricia que no estaba en el guion y una insinuación que convierte el set en zona de alto voltaje. El director intenta mantener la profesionalidad, pero Evita ya lo tiene subiendo por las paredes… Así ha sido el debut de una italiana que se ha consagrado en la industria en base a follar como una descosida, con el valor añadido de que siempre tiene el ojete receptivo. Es como si Olivia, la novia de Popeye, necesitara buenas raciones de carne en barra en lugar de espinacas —como su pareja— para obtener la energía requerida.

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