¡Amo Italia! Justo cuando pensaba que nada podía superar las vistas hermosas de la ciudad, vi a esta preciosa chica local caminando por la calle. Tenía que hablar con ella, así que le pedí que me guiara a la playa a cambio de un café, ¡y aceptó! Su rostro era tan espectacular como su cuerpo, así que no pude evitar imaginar cómo se vería chupándome la polla. Quería agarrar ese pelo largo y negro y besarla, pero me contuve. Luego, me llevó a su casa y comenzó a desnudarse frente a mí, tentándome con sus nalgas perfectas. Antes, darle duro a ese coño irresistible era solo un pensamiento, pero ahora no había forma de no follármela. ¡Gracias, Italia! ¡Gracias, Martina!

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