Hay algo mágico en las tetas anormalmente grandes acompañadas de un rostro juvenil, y eso fue lo que explotó la impresionante Roberta Pedon. Actriz norteamericana de películas eróticas y material softcore en la década de los setenta, su carrera se vio ensombrecida por el anonimato y nunca llegó a tener mucha fama hasta que murió a los 28 años de una sobredosis. Dos décadas después, con la llegada de internet, esas tetazas le daban fama póstuma cuando numerosos reportajes fotográficos suyos aparecían en los foros y los pajeros la redescubrían como un mito erótico retroactivo.

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