Charlotte Sins se sentó a hablar con el Capitán Jack y confirmó que es un torbellino sexual, con predilección por los animales y el snowboard. Deportista desde niña, amante de los conejos (tiene tres) y con un “pornoversario” que coincide con su cumpleaños, Charlotte empezó vendiendo bragas online antes de saltar al porno profesional. Cuenta que nunca fue tímida; los tíos no le intimidan, aunque le da miedo que algún colgado encuentre su dirección. Le pone que la miren, que se corran para ella y, sobre todo, tener el mando. En sus inicios todo fue bastante meh, filmando escenas POV un tanto cutres hasta que llegó Evil Angel y comenzó la fiesta de verdad. Lo suyo es el BDSM, las rarezas de Kink y cualquier escena donde la sorprendan. Adora las chicas tatuadas tipo Ivy Lebelle, sueña con currar con Jennifer White y reconoce que algunas recién llegadas al porno son muy pesadas, aunque los chavales nuevos sí que le motivan. Confiesa que es le van las pollas grandes, el sexo anal y se masturba a diario para resetear energías. En cuanto a sus relaciones personales, ha ligado hasta con un Task Rabbit que fue a montarle una estantería y acabó montándole a ella.
Charlotte Sins en estado puro
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