Harlow West dice que empezó en el porno en 2019 casi por accidente, cuando un fotógrafo se topó con su Instagram. Un par de sesiones de lencería después, y ya estaba volando a Florida a rodar su primera escena. En tres meses ya estaba en Penthouse, maquillada como una Barbie y disfrutando de la química con su compañero de turno. La lista de estudios por los que ha pasado desde entonces es amplia: Bang! Evil Angel, Naughty America, TeamSkeet… Y la mayoría la quieren para papeles de hijastra traviesa. Aunque lo asume con humor. Después de un parón de dos años, Harlow volvió con más ganas que nunca y con mentalidad ganadora. Esto es, trabajar con los mejores, no quejarse y mantener su buena vibra incluso cuando el rodaje se tuerce. Y parece que le funciona, los directores la adoran y las ofertas no paran de llegar. Ahora vive en Las Vegas, con pareja estable y planes de futuro que incluyen dirigir y producir sus propias escenas. La chica del campo encontró su sitio —y no piensa soltarlo— entre luces, cámaras y un desparpajo que no se aprende en ninguna escuela.

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