Kay Parker

Kay fue posiblemente la primera MILF de la historia del porno, o al menos la primera en un sentido literal: su pico más alto de prestigio y fama le llegaba con la película Taboo, que culminaba con una escena en la que la legendaria pornstar se follaba a su propio hijo en la ficción.

Con aquella cinta de 1980 la guionista Helene Terrie rascaba en los fetiches, traumas y obsesiones freudianas más íntimas de media civilización occidental y elevaba a Kay Parker a la categoría de mamá que todo el mundo querría tener.

Pero no hay que olvidar que Kay Parker llegó a la industria en 1978, a la sombra del taquillazo insuperable e imprevisto que fue Garganta profunda seis años antes y que había marcado una era de locura y extravagancia en el porno. La espectacular británica, ya pasada la treintena, abanderó el giro hacia el dramatismo y el guion con sustancia emocional que serviría de motor en la edad dorada de cine erótico durante la década de los ochenta.

En la actualidad Kay Parker forma parte del todo salón de la fama pornográfico, vive una tercera edad dando charlas como experta en metafísica new age y se sigue sonrojando cuando le recuerdan las pajas que han caído a su bendita salud.