Diamond Jackson

La historia del culto al cuerpo que es la vida de Diamond Jackson ya estaba sellada en el pasaporte de su propia existencia desde el mismo día en que nació. Creció en Miami, uno de los lugares del mundo donde uno puede disfrutar de más y mejores cuerpos en la misma puerta de casa, y ya en el colegio no tardó en destacar en educación física. Hizo varios deportes, se apunto incluso a clases extraescolares de gimnasia y en el instituto acabó recalando, como no podía ser de otro modo, en el equipo de cheerleaders del equipo de baloncesto. Nada más graduarse se centró en sus estudios de medicina deportiva en la universidad de Denver.

Su vida profesional empezó de una manera curiosa: cuando buscaba empleo como profesora de fitness le propusieron un trabajo en la emisora local de televisión como presentadora de un programa de deportes y ejercicio físico donde debía ejercer de monitora para los espectadores. Ya sabéis: la clásica chica haciendo aeróbic en la tele, un clásico ochentero. La Jane Fonda negra fue subiendo peldaños y llegó a convertirse en VJ (videojockey), la presentadora que hacía la introducción de los vídeos musicales en los primeros años de la MTV. Esto la llevó a hacer también anuncios de televisión y a ejercer como modelo hasta que en 2001 decidió superar un bache laboral probando suerte como webcamer.

Aquella decisión fue la que le abrió las puertas del porno: más de un lustro después, en 2007, y con cuarenta años ya cumplidos, debutaría por fin como actriz porno. La década siguiente la dedicaría con pasión a follar delante de las cámaras gracias a un físico único: Diamond Jackson es de los pocos casos de MILF negras y no duda en explotar esa baza en todo lo que hace. Su cuerpazo retocado en el quirófano y sus tremendos ojos de color miel son unas armas de excitación masiva que le sirven para montar rabos y romper corazones en sitios como Brazzers, Elegant Angel o Bangbros entre muchas otras.