La conocimos en una cinta de marcada voluntad étnica como Women of the Middle East y volvimos a disfrutar de su tímida y dulce apariencia el pasado otoño, en una de sus primeras escenas usando un hiyab, el clásico pañuelo que visten las fieles a Alá. Sabíamos que todo tenía que ver con la vorágine que levantó la ahora desaparecida Mia Khalifa, y que tan controvertida prenda era solo una herramienta para dar más publicidad a las escenas, pero no teníamos ni idea de que Nadia Ali seguiría insistiendo con esa estrategia. Y así ha sido: tres meses después la mayoría de los trabajos de esta dulce pakistaní cuentan con la presencia de la religión islámica, el tópico porno que algunos han bautizado ya como «muslims gone wild», en su caso con una clara propensión al interracial de Dogfart.
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