Posiblemente convendréis conmigo en que, más que sensual o de una voluptuosidad exacerbada, Riley Reid es una joven ante todo adorable. Su rostro encantador, una sonrisa que volvería loco a cualquiera y un esbelto tipito de bailarina conforman sus activos más visibles, pero el auténtico talento de Riley ya lo hemos mencionado otras veces: es ser un zorrón imparable y total que disfruta con su trabajo como pocas lo hacen. El día que la vimos ser más guarra de lo previsto es una prueba, y la escena de hoy, con un Danny Mountain que no da a basto mientras Riley se corre una y otra vez, más el final inesperado, lo corroboran.
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